*Un surtido de canciones, poesías y proyectos colgados del techo, secándose al fresco, para degustar, si gustan, con un buen vinito. El aforo es infinito. No existe libro alguno para su reclamación y no tienten al azar que, mañana a más tardar, queda reservado el derecho de admisión.

sábado, 24 de diciembre de 2011

¡Ay, Soledad!

¿Por qué será que cada vez
que te pregunto, te vas
con ganas de volver
para no contestar?
¿Por qué será que cada vez
que yo te canto, no estás
y para cuando estás,
me tengo que callar?
¡Ay, Soledad¡ Soledad...
Te me perdiste una mañana
y cada noche me apedreas la ventana.
¡Ay, Soledad!
¿Qué tengo yo para curarte?
Ni el mar, ni la botella, ni el barcaje.
¡Ay, Soledad!
Cómo has venido a restregarme
que no eras tú a quien yo quise cantarle.





No hay comentarios:

Publicar un comentario